Nací en Hong Kong. Viví allí hasta los 16 años – nunca lo sentí como mi hogar – me sentía como una extraterrestre. Lo bueno es que viajábamos mucho debido al negocio que tienen mis padres.
De esto me siento muy agradecida: me enseño a soñar.
Soy una persona altamente sensible (esto significa que siempre he sentido cosas con mucha intensidad). Por esto, siempre he tendido a agobiarme con facilidad, tomar las cosas muy a pecho y saturarme si estoy con mucha gente. Con el tiempo he aprendido a manejar esta característica y descubrir la parte buena de ella también. Percibo fácilmente las energías de las personas (estados anímicos e intenciones). Esto tiene un gran poder. Puedo empatizar mucho con las personas, compartir lo que sienten y darme cuenta de muchas cosas.
Encuentro mi paz en aislamiento. Poco a poco me he permitido este espacio en vez de sentirme mal por necesitarlo y así he empezado a manejarlo.
A los 13 años visité a mi tía en Fuerteventura: fue mi primera vez en las Islas Canarias. Me enamoré de todo: el paisaje, el clima, la gente… sobre todo el trato entre las personas. Ejemplo: como era ‘normal’ saludar a gente ‘desconocida’ en un ascensor. Esto es algo que ya he interiorizado pero en su día, es que, me parece de lo mas bello. Sentía que mi corazón estaba aquí y decidí que por ese motivo quería vivir aquí, con toda mi familia… y supongo que fue lo primero que manifesté nada más volver con mi familia.
Al poco nos mudamos toda mi familia y yo en 2007 a Tenerife. Hay descubrí que existía una Jenni antes de mudarse a Tenerife y una Jenni después. Los primeros 4 años en Tenerife fueron los mejores años de mi vida.
A los 19, me fui a Londres a estudiar una carrera en Cine y Audiovisuales. Esto marcó el principio de la etapa mas dura de mi vida en la cuál me había tomado un medicamento para tratar los granitos que tenia el cuál me lo recomendó una dermatóloga: “Roactutan”. No era consciente de lo fuerte que era el medicamento, ni todos los efectos adversos que podía causar – la dermatóloga tampoco me informó de ello (luego me enteré que legalmente, los médicos que recetan este medicamento están obligados a informar a los pacientes de la naturaleza de este y recibir una firma de consentimiento antes de proceder con el tratamiento) – pero no fue así para mi. Ademas de esto, me hice amiga de una persona con quien llegue a tener una relación bastante tóxica. El conjunto de estas dos cosas son lo que siento que desató la tormenta que se asomó. Empece a tener síntomas de: dolores severos estomacales, calambres en las piernas, infecciones de cándida recurrentes, etc. Me diagnosticaron con varias enfermedades: ovarios poliquísticos, colon irritable, gastritis atrophica, endometriosis. Todos supuestamente no eran ‘curables’ segun la medicina convencional – y tenia que aprender a vivir con ello. El problema es que sentía dolor físico casi cada día (me pasaba 50% de mis días durante los 19-26 años en la cama por estos dolores). No entendía que me pasaba – ni como solucionarlo para volver a vivir como yo quería. Mi vida normal de estudiante tuve que ponerla en pausa.
Una cosa buena de esta época, fue que conocí a alguien muy especial para mi, mi pareja de vida: mi apoyo, mi luz… que con mucha paciencia y amor me empujaba a seguir en mi búsqueda, en mi camino de sanación. Creyó en mí, cuando no creía en mi misma. Me veía cuando no me podía ver.
A los 26 más o menos, mi novio me llevó a mi primer naturópata: Rayma García. Y me dijo algo que nunca me olvidare y plantó la semilla en mi inconsciente y es que ‘Todo se puede curar’. Esto marcó el principio de mi sanación. Y no recuerdo cuando, pero recuerdo que empece a decirle a todo el mundo que yo me iba a curar. Y me decía a mi misma que me iba a curar e iba a cambiar el mundo de todas las personas que sufrían situaciones similares. No sabia como, pero sabia que lo conseguiría y tenia muy clara la imagen de una Jenni sana en mi cabeza (no una Jenni recogida en postura fetal en la cama con una bolsa de agua caliente). Me daba igual lo que los médicos me decían.
Aquí empezó la magia.
La magia de lo desconocido como me gusta llamarlo ahora.
Aquí estoy, 4 años después. Me he sanado de una forma milagrosa. Estoy aquí para compartir contigo el conjunto de todo que a mi me ha ayudado a sanarme y todo lo valioso que he aprendido en mi camino.